JULIO ORTEGA opina: “Su mensaje fue como un menú que ofrece de todo”


Entrevista/Julio Ortega. El crítico literario y escritor peruano, de paso por nuestro país para la Feria Internacional del Libro, ofreció una particular visión del mensaje del presidente de la República, Alan García Pérez.


Miguel Gutiérrez R.


- ¿Tiene usted una interpretación del tercer mensaje presidencial?

Veo el mensaje presidencial como un menú de entrada que ofrece de todo para despertar el apetito y donde el presidente se muestra como el gran Chef. Su mensaje funciona dentro de un discurso cuyo eje es la comida y no me extraña porque la gastronomía domina hoy el discurso peruano. Es por eso que es normal que la representación del país se dé a través de diferentes entonaciones discursivas. Está bien porque es un acuerdo sobre la identidad, es una gran metáfora la comida en el discurso de lo político.

- Esta metáfora que sirve para hacer pasar su mensaje político tiene, imagino, sus límites.

Tal vez es excesiva por el número de platillos que ofrece ese menú. El problema de que la comida sea el modelo del discurso político es que compromete el futuro con una lista de probabilidades cuyo valor nutritivo ignoramos.


- ¿En qué sentido su mensaje presidencial es excesivo?

La comida es siempre una visión. En comida se busca el sabor. Crea una ilusión compensatoria que ayuda a curar la crisis y las angustias de la vida cotidiana, pero en lo político, el problema con este menú es que compromete el futuro demasiado. García habla del año 2021 y que “faltan doce 12 años”. No está muy claro cuándo se probará la calidad de los potajes que ofrece su menú. Pensé que podíamos verificar si eran buenos dentro de un año, pero todo indica que será mucho después.


- ¿Cree que el presidente está prometiendo más de la cuenta?

Él no calibra totalmente lo que dice. Tiene la intuición del político, de sintonizar con la necesidad de la concordia, pero no calibra las consecuencias de su menú. Por eso digo que su mensaje es un menú de entrada. Responde a una necesidad programática de ofrecer y ofrecer y es demasiado prolijo en eso. Promete que el Perú será un país del primer mundo cuando tiene aún 36 por ciento de pobreza.


¿Podemos decir que su menú político no es tan creíble?

El peligro de ese menú, desde el punto de vista de lo político, es que convierta el futuro en una deuda y ya estamos endeudados nosotros por sus promesas. Analistas señalaban que su mensaje parecía uno de inauguración de gobierno. A mí me parece que el suyo es para la campaña del 2016. Como que está construyendo una cocina en la cual, como gran Chef, nos recordará que este año prometió cosas que cumplió, pero eso es muy improbable.



“Prometer el primer mundo es una irresponsabilidad”

- ¿Un mensaje siempre es un informe de lo que se hará finalmente?

El discurso político de poder siempre se sitúa dentro de una metáfora nacional y responde a esa necesidad. En este caso responde a la necesidad de ser veraz en el papel del gran Chef. Sin embargo, debe ser veraz en el sentido de que debe anunciar un discurso creíble y no de ilusiones.

- ¿Piensa que la sociedad peruana ha quedado satisfecha de este menú?

Asumimos aún que no tenemos deudas, que estamos en el momento del ágape, de la comida plena. Estamos autocomplacidos de tener la mejor cocina del mundo, pero no es así. Un discurso que promete convertirnos en país del primer mundo y desaparecer la pobreza es una irresponsabilidad.

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Tomado del Diario LA REPÚBLICA del 29.07.09. Pág. 6